Me gusta jugar a las tabas. Y al monopoly, pero sólo cuando soy la banca.
Me encanta jugar a las canicas, siempre gano. El juego de la oca es una idiotez. Aunque menos que las damas, el cubo de rubbik, y todas esas tonterías de los países del este.
Las adivinanzas no son lo mío. Los dados las cartas y la rayuela... están bien.
El corre que te pillo tiene un pase, pero eso es todo.
Pero hay un juego al que jamás hay que jugar. He dicho JA-MÁS.
Aunque os lo proponga vuestro mejor amigo. Me refiero a dejarse sepultar por un bloque de hormigón.
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grande!
ResponderEliminarmujer de los mil pajaros en la cabeza, cenamos?
ResponderEliminarEl juego de la oca representa el Camino de Santiago, que como se sabe, oculta más que muestra. Como los juegos. Tal que el azar.
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