miércoles, 22 de diciembre de 2010

Sólo se vive una vez

Y lo que entonces había imaginado era mucho menos horrible que la realidad, esa mujer que no estaba allí por ella misma, no acariciaba ni proponía ni alentaba para su placer, para llevarse al ángel despeinado y jugar con su terror y su gracia deseosa. El verdadero amo esperaba, sonriendo petulante, seguro ya de la obra.(...) El resto sería tan simple, el auto, una casa cualquiera, las bebidas, las láminas excitantes, las lágrimas demasiado tarde, el despertar en el infierno.



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