martes, 26 de enero de 2010

157 kilos menos

Como la sensación de cruzar la puerta de clase después del último examen, como cuando llega la llamada tras esperar días, igual que cuando confirmas algo que te remueve por dentro, el momento en que pones punto y final a un trabajo a tiempo, como cuando explotas, lloras y lo cuentas.

Ese instante, puntual y efímero, es uno de los más placenteros.


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